Muchas veces, no es necesario vestir la capa de Templario para proteger al débil sino, simplemente, vivir el sentimiento en tu interior.

Prueba de ello, es el ejemplo de la atleta polaca Maria Andrejczyk, ganadora de la medalla de plata en la disciplina de jabalina, en los Olimpíadas de Tokio de 2020.

En aquel tiempo, un bebé de 8 meses precisaba de una compleja intervención quirúrgica de corazón.

Para sufragar la costosa operación, Maria ofreció en subasta su medalla de plata y, además, abrió una cuenta bancaria pública para recaudar fondos para operar al bebé.

Lo curioso es que, el ganador de la subasta -que desembolsó la nada desdeñable cantidad de 44.000€- fue una cadena comercial polaca que, tras pagar el dinero, devolvió la presea a Maria.

Gracia a la subasta y a la cuenta bancaria el bebé pudo ser operado con éxito y es feliz.

Por esta acción, Maria Andrejczyk es merecedora de ser “Templario de Honor”.

¡Que Dios te bendiga, Maria!

Non nobis Domine!